Los padres conocen a la perfección el cuerpo de su hijo/a, saben cuando tienen fiebre con solo verlos y tocarlos, conocen cuales son los alimentos que le quitaran el sueño antes de ir a la cama etc. Pero… ¿Qué conocemos del cerebro de nuestros hijos? ¿Qué función y papel desempeña en la disciplina, toma de decisiones, colegio etc.? ¿Conocen los progenitores que el cerebro del niño cambia en respuesta a nuestra manera de ejercer la maternidad/paternidad y que podemos ayudarlos a ser fuertes y resistentes? En esta entrada conoceréis aspectos clave que os ayudaran a comprender de forma básica el cerebro de vuestro/a hijo/a.
El cerebro esta dividido en dos hemisferios: derecho e izquierdo. Además de estar separados anatómicamente desempeñan funciones muy diferentes.
El cerebro izquierdo tiende al orden. Es lógico, literal, lingüístico y lineal (coloca las cosas conforme a una secuencia o en orden). El cerebro derecho, en cambio, es holístico, no verbal, envía y recibe señales que nos permite comunicarnos (expresiones faciales, tono de voz…) se ocupa de la impresión general y se especializa en sentimientos, recuerdos personales y emociones. Las “sensaciones del corazón” proceden del hemisferio derecho.
Simplificando, podemos decir que el cerebro derecho es emocional, experiencial y autobiográfico mientras que el izquierdo es literal y lógico.
A medida que los niños van creciendo van mejorando el uso del cerebro izquierdo, por ejemplo; “¡no la he empujado! la he apartado”. El cerebro derecho, en cambio, se centra en el contexto. Por ejemplo, una niña que le dice a su madre: “¡si me dejas me muero!” (cuando la madre la deja a comer en el comedor del cole), es la parte no lógica sino emocional la que en ese momento dirige el comportamiento.
Cuando los niños son muy pequeños, predomina el hemisferio derecho sobre el izquierdo en los primeros tres años. A esta edad todavía no dominan la capacidad para emplear la lógica y las palabras para expresar sus sentimientos. Son espontáneos, viven en el presente. Por ello se pueden parar en algún momento y contemplar una hilera de hormiguitas mientras nosotros vamos corriendo para llegar a tiempo a clase. Sin embargo, cuando empiezan a preguntar “¿por qué?” de forma continua es porque su lado izquierdo del cerebro está empezando a entrar en escena. Esto se sabe porque a nuestro lado izquierdo le gusta la causa-efecto y expresar esa lógica para comprender el entorno.
El equilibrio de los dos hemisferios es crucial para tener una vida plena, valiosa y creativa. Entre ambos hemisferios existe un sistema de fibras que se encarga de unirlos, eso nos indica que, aunque estén separados, los dos son esenciales para una vida equilibrada y en armonía. De esta forma, los niños valoraran tanto la lógica como las emociones, están equilibrados y podrán entenderse a ellos mismos y al mundo que les rodea.
Decimos esto porque si dejamos que el cerebro derecho tuviera el control y prescindiéramos del izquierdo, nos sentiríamos como si nos ahogáramos en imágenes, sensaciones corporales, viviríamos en un aluvión emocional constante. Si, por el contrario, el lado izquierdo es el que nos domina, separaríamos el lenguaje y la lógica de los sentimientos y experiencias y viviríamos en un desierto emocional.
Podemos enseñarles a los niños desde pequeños a dejarse llevar por sus emociones (que le domine su lado derecho) o ayudarlos a conectar y redirigir. Para poder redirigir debemos ayudar a nuestros hijos a sentirse “sentidos” antes de solucionar el problema. Es decir, cuando un niño está alterado, la lógica no surte efecto hasta que no hayamos respondido a las necesidades emocionales del cerebro derecho. Esta conexión emocional se llama “sintonización” y es imprescindible para un correcto desarrollo emocional, lógico y psicológico de nuestros mas pequeños.
Gracias por leer nuestro artículo sobre El cerebro del niño es el punto clave para sus padres de MentSalud.